Las historias de Yenit Areli López Hernández y de Martha Múñoz tienen algo en común: son mujeres luchadoras, con deseos de superarse. Terminando sus trabajos en la obra, después de limpiar los pisos y los vidrios de la construcción, decidieron estudiar. Hoy en día, una está estudiando su carrera y la otra está a punto de concluir su preparatoria.
Yenit, de 43 años, se dio cuenta que estaban construyendo un edificio frente a su casa. Es madre soltera, salía de una relación de maltratos y golpes, así que decidió pedir trabajo en la obra como personal de limpieza. De eso, ya hace 10 años.
“Decidí terminar esa relación y subir mi autoestima porque te crees que no vales nada, porque te lo dicen, y realmente no es así. Vales como mujer, vales mucho y puedes. No tienes límites”, comentó mientras sostiene con orgullo un reconocimiento que recibió por parte de Canadevi-Valle de México y la Fundación Construyendo y Creciendo.
Todavía recuerda que después de la pandemia, la reubicaron a una obra, ubicada en la esquina de Polanco y Ejército Nacional. A la hora de la comida, llegaron unos maestros de la Fundación a entregar una bicicleta a uno de sus compañeros que había terminado la primaria. “Irónicamente me dije, si al compañero le dieron una bici, yo voy por una moto, porque voy por la prepa”, comenta riendo.
Así fue como Yenit hizo su preparatoria. Después, “seguí tomando cursos para usar la computadora, porque me tenía que actualizar. Compré una computadora de medio uso, para hacer mis trabajos y subir mis tareas.
“Seguí con cursos de plomería, electricidad y otros. Después llegó la oportunidad de tocar un instrumento, y mi mamá me regaló un violín. Me salí de la obra, ahorita estoy ayudando en un puesto de dulces en el Metro Balderas porque mi mamá se enfermó. Sigo tocando mi violín en el Pilares de Plateros, con la maestra Frida.
“Quería estudiar arquitectura porque estaba en la obra y aprendí muchas cosas, pero donde me dieron la beca no había esa carrera, entonces opté por administración en recursos humanos, estoy en cuarto semestre, en UTEC en línea”.
La historia de Martha Cruz es muy parecida. Ella trabajaba en limpieza en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Con el apoyo de la Fundación Construyendo y Creciendo, empezó a estudiar la preparatoria y la invitaron a unirse a la orquesta para tocar con su violín. “Yo dije, sí”.
A partir de ese momento, Martha toma varios cursos en la Fundación y en otras partes. Ahora trabaja en el Hotel Camino Real, donde tiene la oportunidad de subir de puesto. “Hay más futuro, pues nos permiten ir a practicar, ya sea en el departamento de administración o contabilidad, después de terminar su trabajo. Luego tenemos la opción de pedir empleo.
Martha sueña con ascender de puesto, “quiero tener un trabajo de oficina, y ganar mejor. Tengo dos hijos, uno de 22 y 24 años. Quiero tener una mejor vida, darles todo a mis hijos, a mi pareja y a mí”.
Los y las trabajadoras de la construcción son personas muy valiosas: Roxana Fabril
Yanit y Martha se conocieron en las clases que otorga la Fundación Construyendo y Creciendo AC, la cual es una asociación civil que promueve la educación y capacitación para los y los trabajadores de la construcción.
Roxana Fabril es la presidenta de la Fundación, quien en entrevista para Explora CDMX, comentó la forma de organizarse, los objetivos de su trabajo y las oportunidades que se abren para quienes laboran en una obra.
Dijo que instalan aulas dentro de las construcciones y ofrecen servicios, de forma gratuita y con certificación, de alfabetización, de enseñanza de la primaria hasta preparatoria, así como cursos de computación, talleres de oficios, educación financiera y desarrollo personal.
Todo, dijo, bajo una alianza con los desarrolladores inmobiliarios que se agrupan en Canadevi Valle de México. “Nos permiten colocar un salón de clase, y de esta manera, hombres y mujeres pueden acceder a tomar clases, antes o después de la jornada laboral”.
De otra manera, admite, sería muy difícil para ellas y ellos tener la oportunidad de tomar clases, ya sea porque no les alcanzaría el tiempo por los traslados, algunos tardan hasta cuatro horas para llegar a sus hogares; y otros porque no tienen las posibilidades de estudiar.
Un tema que han detectado, es que las mujeres tienen un mayor grado de escolaridad que los hombres. Sin embargo, sus salarios son menores, en todos los niveles.
En una obra participan muchas mujeres, desde las chicas que hacen limpieza, las plomeras, las albañiles hasta las arquitectas, “y su salario es menor”, por eso consideró seguir trabajando para eliminar esa brecha.
Hoy en día, dijo, hay mujeres albañiles, electricistas, plomeras y uno de los rubros donde son muy exitosas, es de seguristas que son las personas que andan supervisando que todo mundo traiga el casco o el chaleco. “Las mujeres somos muy buenas porque somos muy fijadas”, recalcó.
Trabajan en tres líneas estratégicas:
1.- Educación alfabética. Desde alfabetización hasta la preparatoria.
2.- Educación para la empleabilidad. Cursos de capacitación en oficios, de computación y el uso del Excel para desarrollar un presupuesto.
3.- Desarrollo Humano y Salud para que aprendan habilidades y puedan desenvolverse mejor: autoestima, liderazgo, trabajo en equipo, escuela para padres y cuidados en la salud como salud visual, sexual y nutricional.
“Muchos de ellos y ellas conocen el oficio, pero nunca lo han estudiado ni tienen una certificación”, lamentó Roxana Fabril. Sin embargo, la Fundación tiene un convenio firmado con el INEA, lo que permite ofrecer cursos con validez oficial.
La Fundación acaba de cumplir 18 años, han atendido a más de 37 mil personas y en los últimos 10 años han beneficiado a 13 mil mujeres, de las cuales cerca de 8 mil han logrado concluir sus estudios.
También, dijo, cuentan con una alianza con la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, que los apoya con cursos de plomería, electricidad, albañilería, entre otras acciones.
A través de estas alianzas y con el apoyo de la Fundación, las y los trabajadores de la construcción tienen oportunidades de subir de nivel en sus puestos y, además, “nos ayuda a erradicar esa concepción peyorativa de que un albañil o trabajador de la construcción está ahí porque no le gustó estudiar.
“Queremos con la Fundación ayudar a erradicar ese tipo de visiones. Albañil para algunas personas podría ser peyorativo, cuando han sido ellos los que han construido todo lo que existe en este mundo. Si podemos cambiar un poquito la idea de que el albañil es flojo y no trabaja, será mejor”.
Por esta razón, Roxana Fabril pidió el apoyo de la población para que cambien su visión cuando ven a un albañil o trabajador de la construcción. “Piensen que es una persona valiosa, todos conocemos a uno, y no nos imaginamos a veces lo que están viviendo. Hay que darle el valor, que cuando vayan por las calles un 3 de mayo y vean una cruz en una obra, piensen que son personas muy valiosas que construyen nuestro México”.
Fotos: Fundación Construyendo y Creciendo A.C.
¡Se el primero en comentar!