El Día Mundial del Braille se celebra el 4 de enero de cada año, una fecha que conmemora el nacimiento de Louis Braille, el inventor del sistema de escritura y lectura táctil que lleva su nombre. Esta celebración fue oficialmente proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2018, y la primera conmemoración tuvo lugar en 2019.
La ONU ha proclamado el 4 de enero como el Día Mundial del Braille para aumentar la conciencia sobre su importancia como medio de comunicación que garantiza el ejercicio de los derechos humanos para las personas ciegas. Este reconocimiento busca promover la inclusión social y el acceso equitativo a servicios esenciales como la educación y la atención médica. Además de crear conciencia sobre la importancia del braille como un medio esencial de comunicación y acceso a la información para las personas con discapacidad visual, se busca promover la inclusión y la igualdad de oportunidades, destacando la alfabetización en braille como un derecho humano fundamental.
El braille es un sistema de lectura y escritura táctil diseñado para personas ciegas o con discapacidad visual. Fue creado por Louis Braille en el siglo XIX y se basa en un conjunto de puntos en relieve que permiten a los usuarios leer mediante el tacto. Este sistema no es un idioma propio, sino una forma de representar el alfabeto y otros símbolos utilizados en diferentes lenguas.
El sistema braille utiliza celdas compuestas por seis puntos organizados en una matriz de tres filas y dos columnas. Cada celda puede tener combinaciones de puntos en relieve que representan letras, números, signos de puntuación y símbolos matemáticos. En total, se pueden formar hasta 64 combinaciones diferentes, lo que incluye la celda vacía utilizada como espacio entre palabras.
La lectura en braille se realiza tocando los puntos en relieve con los dedos. La presencia o ausencia de estos puntos determina qué letra o símbolo se está representando. Por ejemplo, un punto en la parte superior izquierda puede representar la letra "a", mientras que la combinación de varios puntos puede representar otras letras o números. Este sistema permite representar letras, números, signos de puntuación y símbolos científicos, facilitando así la lectura y escritura para personas ciegas o con deficiencia visual. Los lectores de braille pueden alcanzar velocidades de lectura entre 104 y 125 palabras por minuto.
A manera de historia, podemos recordar que Louis Braille, nació el 4 de enero de 1809 en Coupvray, Francia, fue un pedagogo e inventor que desarrolló un sistema de lectura y escritura táctil para personas ciegas conocido como sistema Braille. A la edad de tres años, sufrió un accidente en el taller de su padre que le causó la pérdida de la vista debido a una infección.
A pesar de su discapacidad, Braille mostró un gran talento académico y fue enviado al Institut National des Jeunes Aveugles en París a los diez años, donde se enfrentó a un sistema educativo rudimentario que utilizaba letras en relieve.
Durante su tiempo en el instituto, Braille se inspiró en un sistema de escritura táctil desarrollado por el capitán Charles Barbier, diseñado para que los soldados pudieran leer mensajes en la oscuridad. En 1824, Braille simplificó este método y creó su propio sistema, que utilizaba combinaciones de seis puntos en relieve para representar letras y números.
Su primer libro utilizando este sistema fue publicado en 1829.
Braille se convirtió en profesor en el mismo instituto donde había estudiado y dedicó su vida a la enseñanza y promoción de su método. Sin embargo, no vivió lo suficiente para ver su adopción generalizada; falleció el 6 de enero de 1852 a los 43 años debido a tuberculosis.
Su legado perduró, y su sistema fue adoptado internacionalmente como el estándar para la educación de personas ciegas. Su invención ha sido crucial para la educación y autonomía de millones de personas en todo el mundo. Su sistema no solo facilitó la lectura y escritura, sino que también promovió la independencia y la inclusión social.
La gran aportación de Louis Braille a la educación y a la calidad de vida de la población invidente fue finalmente reconocida en su país: en 1952, cuando se cumplía el centenario de su muerte, su cuerpo fue trasladado al Panteón parisino donde reposan los restos de los héroes nacionales. Aquel mismo año, la Asociación Amigos de Louis Braille compró la casa de Coupvray donde en 1809 había nacido el educador, y poco después el Consejo Mundial para la Promoción Social de los Ciegos se encargó de su administración a través del Comité Louis Braille. En 1966, el estado francés inscribió la casa natal en el inventario de monumentos históricos. En 1984, cuando el Consejo se fusionó con la Federación Internacional de Ciegos y surgió la actual Unión Mundial de Ciegos, la casa natal y el Comité Braille pasaron a formar parte de la Unión.
Se estima que en el mundo, hay alrededor de 36 millones de personas ciegas y 216 millones con discapacidades visuales moderadas o severas. La celebración del Día Mundial del braille es fundamental para abordar los desafíos que enfrentan estas personas, promoviendo su integración social y acceso a recursos educativos y laborales.
El braille permite a las personas ciegas acceder a una amplia gama de materiales educativos y culturales, como libros, revistas y documentos. Esto es crucial para su alfabetización y desarrollo personal, ya que les brinda la oportunidad de participar plenamente en la educación y la vida cultural.
El uso del braille proporciona a las personas con discapacidad visual una mayor independencia en su vida diaria. Les permite etiquetar objetos, leer menús y utilizar dispositivos tecnológicos adaptados, lo que mejora su calidad de vida y les permite realizar actividades cotidianas sin depender de otros. Además, el braille se ha integrado en diversas aplicaciones prácticas, como señalización en espacios públicos y dispositivos electrónicos.
A lo largo de los años, el braille ha evolucionado para incluir notaciones matemáticas, científicas y musicales, lo que amplía aún más su utilidad. Las tecnologías modernas han complementado el sistema Braille, facilitando su uso a través de impresoras y líneas braille que permiten a los usuarios acceder y editar documentos de manera más eficiente.
El sistema Braille juega un papel esencial en la promoción de la inclusión y el respeto a la diversidad. Es una herramienta vital que no solo permite a las personas ciegas acceder a la información y la educación, sino que también fomenta su autonomía e inclusión social en un mundo cada vez más consciente de las necesidades de todos sus ciudadanos. Es importante ser conscientes de las necesidades reales de accesibilidad universal que existen, por ejemplo, ojalá cada vez más los sistemas gubernamentales, así como las empresas, puedan ir incorporando el braille en la señalítica institucional.
Antes de cerrar este columna, quiero desearles un muy feliz año 2025, donde estos 365 días sean oportunidad de ser más sensibles a las necesidades de los otros, donde se reconozca la importancia de que cada persona es diferente y eso es lo que nos permite nutrinos de los demás. Empezamos el año hablando de educación especial.
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