Misha, la labrador, fue mi primer perro y el destino me unió con el mejor perro que pudo existir. Era tan estable emocionalmente, tranquila, pero a la vez cariñosa, súper buena con los niños y los viejitos. Con los niños se acercaba corriendo y jugando invitándolos a correr y divertirse y cuando veía un adulto mayor se acercaba tranquila, le acercaba su cabeza para que la acariciaran, tenía mucho carisma, a todos enamoraba.

Vivió 16 años con nosotros, no la despedimos con tristeza, al contrario, mucha alegría por todo lo que nos dio.

El Gol, el perro de pelo claro, era todo lo contrario, muy inquieto, travieso, súper juguetón, a todos se acercaba con mucha energía invitándolos a jugar, era muy carismático, a pesar de sus malos modos a todos encantaba, tenía cara de que siempre sonreía y todo el tiempo molestaba a Misha...