Dedicado a Stephy Mijangos, que vivirá siempre en mi corazón.
Calma chicha. Así se le conoce a los momentos de calma y tranquilidad que ocurren mientras pasa el ojo de un huracán o previo a la llegada de éste.
Así se sienten estos días de fin de año, en los que habitualmente baja la intensidad informativa, y los medios de comunicación padecen de escasez de notas y se abocan a informar sobre cosas que el resto del año no saltarían a ser noticia, como el costo de los ingredientes de la cena navideña, las verbenas de Navidad y Reyes, o cualquier otro tema de temporada.
La calma chicha de este periodo es particularmente inquietante porque, mientras se diluye el ruido de las peleas entre influencers y se apaciguan momentáneamente las contiendas entre los protagonistas de la nueva configuración política mexicana, se acerca la fecha funesta del retorno de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
Como si se tratase de una mala trama hollywoodense, el hombre anaranjado regresa recargado: Donald Trump reloaded será una versión más ruda y peligrosa que el Trump que ya ocupó la Casa Blanca hace ocho años. Así lo advierten las amenazas que ha lanzado desde su campaña y que, pese a que algunas de ellas son casi un balazo en el pie, como la de imponer altos aranceles a los automóviles ensamblados en México, podría intentar cumplirlos.
Trump será presidente de un país en crisis en muchos frentes. La principal crisis que enfrenta es personal, pues aún está inmiscuido en problemas legales que podrían hacer que llegue en calidad de sentenciado a su toma de protesta por haber falsificado registros empresariales a fin de ocultar pagos a una actriz porno. La sentencia no pone en riesgo su arribo a la presidencia.
Enfrentará también la crisis del consumo de drogas, caso en el que prefiere buscar al enemigo fuera de casa y no al interior de su territorio; las oleadas de migrantes que buscan asilo o entrar a como dé lugar a los Estados Unidos, a los que ya amenazó con deportar masivamente; y la presión económica que representa la consolidación de otras economías, que amenazan la supremacía del dólar como moneda de cambio a nivel mundial y los probables virajes de las inversiones de muchos países que ven en el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) una opción firme de socios comerciales. Cuba entre ellos, para quien podría representar librarse del bloqueo económico de décadas por parte de EU.
En fin, todo apunta a que Donald Trump será, a partir del 20 de enero de 2025, sinónimo de malas noticias, pues llega a la presidencia de los Estados Unidos un Trump que ya no es novato, un hombre mañoso, que ya sabe cómo valerse de su poder económico y político de manera más eficaz que hace ocho años, llega un mandatario con un ego más inflado, más cínico, señalado por su conducta criminal y la extracción de documentos clasificados al terminar su primer mandato, indiferente a la crítica y que mientras más acorralado esté, puede tener reacciones más locuaces, incluso violentas en su propósito de lograr lo que él entiende como hacer a América grande de nuevo.
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