¿Por qué no es recomendable alimentar a los animales que habitan en el espacio público?
Cada mañana, Victoria sale de su departamento antes de las 7:00 y camina apoyada en su bastón unos 50 metros hasta llegar a una zona con árboles donde decenas de pichones y pajaritos se posan en los alambres de luz y los árboles.
La mujer de 82 años lleva cada día cerca de medio kilo de alpiste, que esparce a lo largo de unos tres metros para que tengan alimento. Otra persona se da el tiempo para dejar un contenedor de plástico con agua para que las aves beban.
Alimentar a los animales que habitan en el espacio público puede alterar el equilibrio ambiental o atraer a otro tipo de fauna si no lo hacen en ciertos horarios y con la correcta orientación.
A unos metros de la entrada principal a los Viveros de Coyoacán, podía verse a la venta bolsas con cacahuates. En los andadores podía verse a familias que alimentaban a las ardillas como parte de su paseo en medio de los árboles.
La sobre población de ardillas llegó a afectar la producción de plantas y árboles en Viveros, donde se lanzó una campaña para que las personas dejaran de alimentar a los roedores.
Además de los cacahuates a las puertas de los viveros, otro producto que se volvió comercial fue un líquido dulce que se coloca dentro de un contenedor de plástico colgante para alimentar a los colibríes.
“Lo peor que le puedes dar a un colibrí es este néctar rojo”, advierte Carlos Esquivel Lacroix, director general de la Agencia de Atención Animal de la Ciudad de México (Agatan). “No sirve para nada, pero es un néctar que comercialmente se posicionó muy bien y el colibrí es una especie que tiene un requerimiento nutricional energético brutal porque mueve las alas casi a 100 veces por segundo y es un polinizador brutal.”
El experto reconoce que “suena horrible” decir “No les den de comer”, pero señala que los animales están en su ecosistema, en su hábitat y la naturaleza les tiene que proveer ese tipo de cosas.
“Pero en el momento que el humano le metemos la mano, producimos un desequilibrio del propio ecosistema y un impacto ambiental”, advierte.
La directora del Bosque de Chapultepec, Mónica Pacheco, también hizo un llamado recientemente para que las personas que visitan el Bosque no alimenten a las ardillas con cacahuates ni cualquier otro alimento, ya que esta especie encuentra su comida en su ambiente.
“¿Quién nos dijo que las ardillas comen cacahuates? En la Ciudad de México ni siquiera hay una producción de cacahuates. Pero la gente es feliz poniéndole cacahuates y el cacahuate es una leguminosa que tiene una fuente de energía brutal, lo cual favorece la reproducción de las ardillas y vemos ahora que hay muchas ardillas precisamente en poblaciones que están generando problemas; palomas, gansos, patos, ardillas”, dice Esquivel Lacroix.
En la Agatan brindan orientación a las personas que tienen el deseo de ayudar a la fauna del espacio público para que lo haga de manera informada. No se trata sólo de darles alimento, sino de hacerlo en horarios adecuados y retirando los residuos para no atraer a otro tipo de fauna.
En el Bosque de Chapultepec también detectaron que hay personas que llevan pollo crudo para darle de comer a los perros que hay en las colinas.
“Eso ya no es alimento, ese es un despojo, estás echando restos de un cadáver. Primero, estos animales están mal nutridos por comer puro pollo; segundo, ese pollo no se consume en su totalidad, por lo tanto atrae otro tipo de fauna; tercero, el pollo crudo es un factor de riesgo importantísimo en términos de salmonella y la bacteria Campylobacter jejuni, que está ahora asociada con el Síndrome de Guillain-Barré en los humanos”, señala el director general de la Agatan.
Después de esto, puede que tengas la intención de ayudar a la fauna que vive en el espacio urbano, pero puedes hacerlo de manera responsable y sin afectar a otras especies.
La Agatan brinda orientación sobre la fauna urbana. Puedes llamar a 55 8999 0294 y contactarlos a través de sus redes sociales: Instagram, X y Facebook.
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