Cuando era niña, mi abuela y mis tías lloraban cada cena de Navidad y cada fiesta de fin de año; para mí, que disfrutaba enormemente la temporada por las reuniones con primos, los regalos y los postres –la comida navideña siempre ha sido y sigue siendo una pesadilla– eso era un suceso incomprensible. Con el paso del tiempo, lo fui sumando como una más de las tradiciones decembrinas: el llanto de las mujeres de la casa.
Hoy que tengo una hija y eso me hace tener las antenas más atentas, sé que la tristeza de las fiestas no se reduce a personas mayores que extrañan “a los que ya no están”; se trata de un sentimiento que pega a muchas generaciones, incluidas niñas y adolescentes.
Junto con las posadas, las cenas y las vacaciones también llegan los sentimientos de tristeza y nostalgia, porque esta época está cargada de expectativas y recuerdos.
En Niñas 4.0, "Criando Mujeres para el Futuro", platicamos con Sofía Nahmad Guindi, psicoanalista con Maestría en Investigación Psicoanalítica y Psicoterapia en Niños y Adolescentes sobre la tristeza y las fiestas navideñas.
“En estas fechas, hay una sensibilidad y una exigencia de cosas que se cumplieron y no se cumplieron, de los cambios que vienen y, hay un impacto muy fuerte en los últimos años por las redes sociales. Por un lado, hay una cuestión muy presente de las expectativas que se tienen que cumplir y que los adolescentes (muchas veces) se sienten con dificultad de cumplir y, por otro, es que esta época vacacional hay una separación con los amigos, hay un corte con las amistades”, señalo la terapeuta.
De esa conversación tomé cinco recomendaciones para que los cambios emocionales de la época sean una oportunidad para que papás, mamás y cuidadores podamos conectar con nuestros niños y, especialmente nuestras niñas:
- Aprovechar la temporada vacacional para observar más de cerca el comportamiento de hijas e hijos. La pausa en las actividades de escuela y trabajo ofrece una valiosa oportunidad para conectar y entender mejor sus estados emocionales.
- Identificar las señales de alerta como cuando un joven se aísla, muestra cambios en su comportamiento – entre ellas no salir de su cuarto, llorar por cualquier situación o reaccionar agresivamente.
- Ofrecer un espacio seguro para que los adolescentes puedan expresar sus emociones sin sentirse juzgados.
- Determinar si la tristeza es un fenómeno pasajero o si señala una problemática subyacente que necesita ser abordada.
- La nostalgia puede servir como un punto de partida para cerrar ciclos emocionales y reflexionar sobre el año que termina.
- Este proceso de reflexión puede ayudar a los adolescentes a entender mejor sus emociones, aprender de sus experiencias y prepararse para el futuro con una perspectiva más clara y positiva.
La salud mental es un tema muy importante durante la etapa adolescente, especialmente en esta época donde las presiones y las condiciones que viven las niñas y adolescentes las enfrentan a situaciones para las que no siempre están preparadas.
Más allá de los datos que nos dicen que uno de cada siete jóvenes entre 10 y 19 años padece algún tipo de trastorno mental, según la Organización Mundial de la Salud, la calidad de vida de nuestras infancias y adolescencias está en juego. Aprovechemos las fiestas para darles y darnos el regalo de atender su salud.
¡Felices fiestas y feliz 2025!
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