El nombre de Jerry Jones se hizo mundialmente conocido en 1989 cuando adquirió a los Vaqueros de Dallas por tan sólo 150 millones de dólares. Desde entonces ha tenido grandes aciertos así como grandes desaciertos. Empezó con el pie izquierdo y su primer desacierto no fue despedir al legendario coach Tom Landry, sino la manera en que lo hizo.
En su primer acto como dueño tomó el teléfono y sin ninguna ceremonia despidió al que hasta ese momento había sido el único entrenador de la franquicia, el mismo que dedicó 29 temporadas a los Vaqueros, de las cuales logró 20 temporadas ganadoras de manera consecutiva, cinco apariciones en el Súper Tazón y dos trofeos Lombardi. Es verdad, que durante las últimas temporadas de Landry al frente del equipo no había sido exitosas, pero lo cierto es que el coach Landry, con su icónico sombrero, seguía siendo muy respetado y querido por los aficionados. A la fecha, esa afrenta aún no se la han perdonado todos los aficionados a los Vaqueros.
En lo que Jerry sí acertó fue en la contratación del coach Jimmy Johnson. Como sabemos, Johnson reconstruyó al equipo y en tan sólo 4 años, los hizo campeones de la NFL por tercera y cuarta ocasión hasta que Jerry cometió una pifia más; tras ganar un segundo Súper Tazón en 1993, Jones, despidió a Johnson. Mucha tinta ha corrido con especulaciones de por qué terminó el matrimonio perfecto entre un gran dueño, que no escatima en gastos, y un gran coach.
En declaraciones recientes se ha revelado que el ansia de protagonismo y reconocimiento fue lo que causó esta ruptura. Jerry quería ser reconocido a la par de Jimmy como el arquitecto del equipo ganador del Súper Tazón. En los primeros años, Jerry estaba más ocupado en pagar los préstamos monetarios para pagar el equipo y la nómina del equipo por lo que el coach Jimmy tenía control total de las contrataciones de personal.
Como acierto, fue que Jerry convirtió a los Vaqueros en la franquicia deportiva más valiosa del mundo, sobre equipos como el Real Madrid o los Yankees de Nueva York. Al despedir a Jimmy, Jerry Jones asumió el control total del equipo como dueño y Gerente General y tiene la última palabra en las contrataciones de personal; este es su mayor desacierto.
Desde que Jimmy Johnson dejó de ser el segundo entrenador en jefe en la historia de los Vaqueros, ha habido un carrusel de entrenadores, entre los más desatacados, el mismísimo Bill Parcells. En cuando al personal, Jerry es inconstante en su manera de gestionarlo. A su favor no le tiembla la mano al firmar cheques millonarios a sus jugadores. Pero lo cierto, es que ha ofrecido contratos a jugadores que no han redituado en esfuerzo, ni en resultado. Ejemplos de esto abundan, como el contrato que le dio a Joey Galloway por 42 millones de dólares en el año 2000 además de dos primeras selecciones colegiales a los Seattle Seahawks en 2000 y 2001. Al corredor Ezekiel Elliot le ofreció una extensión de contrato en 2019 por 90 millones de dólares, un jugador cuya producción ha ido en declive año con año, un corredor que ya no tiene la fuerza explosiva que en u año de novato ni la capacidad de romper tacleadas.
El declive de producción de Elliot condujo a Jerry a tomar la decisión de cortar a Zeke en 2023, pero lo recontrató en 2024 después de una desastrosa temporada en Nueva Inglaterra y su producción continúa en declive. A Jerry no le tembló la mano para firmar la oferta que le hizo al receptor abierto CeeDee Lamb, pero se tardó demasiado tiempo. Para cuando firmo a CeeDee Lamb, los Vikingos de Minnesota habían extendido a Justin Jefferson por 35 millones anuales, lo que incrementó el valor de CeeDee Lamb. En su más reciente desacierto, Jerry Jones le extendió una millonaria oferta de renovación de contrato al quarterback Dak Prescott. La oferta fue por 240 millones de dólares por 4 años, que se traducen a 60 millones de dólares anuales con un bono por firmar de 80 millones. Este contrato lo catapulta por encima de Quarterbacks como Patrick Mahomes.
Es verdad que Dak, de 31 años de edad es un buen quarterback, pero de ninguna manera es un quarterback de élite como Mahomes que a sus 29 años ya ha ganado tres súper tazones de los cuatro que ha jugado. Dak es un quarterback móvil, pero no tiene un gran trabajo de pies, no tiene un gran brazo tampoco. Esto es evidente con los pases flotados a las bandas que deben ser mucho más rápidos para evitar intercepciones. Dak ha jugado sus mejores partidos contra equipos con defensivas débiles, pero pocas veces sale avante cuando la defensiva oponente lo presiona. Dak no es el tipo de mariscal de campo que se echa al equipo al hombro como verdad esas leyendas del calibre de Mahomes, Brady, Peyton Manning, Montana, etc.
El problema es que de los 240 millones que le ofrecieron, 231 son garantizados, por lo que los Vaqueros podrán experimentar problemas en su tope salarial con un quarterback que no ha tenido éxito en los playoffs. Por lo tanto, lo mejor para los Vaqueros sería que Jerry Jones dejara las labores de la Gerencia General en manos de un experto, y que él se dedique a firmar los cheques. Aunado a este, Jerry Jones no hizo grandes contrataciones para apuntalar una defensiva que se desmantela cada partido, no renovó el cuerpo de corredores con todo y que Derrick Henry estaba disponible en la agencia libre. Tampoco trajo un receptor que pudiera quitar presión a CeeDee Lamb, el segundo receptor del equipo, Brandon Cook saha tenido una declive estrepitoso en su producción.
Ahora bien, he de reconocer que Jerry es un dueño que respira, vive apasionadamente día con día a los Vaqueros de Dallas y verdaderamente ha tenido grandes aciertos, pero éstos no son palpables en el terreno de juego sino en el aspecto empresarial del equipo. Jerry Jones ha sido un parteaguas en el modelo de negocio de la NFL con innovaciones en los campos de mercadotecnia, patrocinios, derechos de televisión, gestión de los derechos del estadio, y servicio comunitario. De esta forma, Jerry Jones como dueño es un miembro del salón de la fama, sin embargo el dueño debería despedir al gerente general, a Jerry Jones.
¡Se el primero en comentar!